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La fatídica sensualidad de “Tatami”

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Tatami (Editorial Océano) es la nueva novela del escritor español Alberto Olmos (Segovia, 1975) en la que asistimos a un escenario perfectamente construido con el menor número de materiales posibles para este fin, una obra nada fácil de efectuar, peri que Olmos la lleva a la perfección.

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Un diorama planteado en un espacio físico reducido: un avión que vuela hacia Tokio, y con el mínimo de personajes, Tatami se erige como una obra que tiene mucho qué decirnos acerca de una cultura enigmática y la sexualidad que produce en la mentalidad occidental.

Tres exiguos personajes de que se vale Alberto Olmos: un hombre que cuenta, una mujer (la pasajera de al lado) que le escucha y una tercera persona, una joven, sobre la que se refiere la historia.

Un lenguaje a cuentagotas, sin dejar de lado la firmeza, mostrándose conciso, franco, y en muchas ocasiones bien podría aparecer rudo, sin embargo esta breve obra, como todas las letras universales, se nutre de la comunicación y su oralidad, dando pie a que exista a través de las letras y el lenguaje que ellas forman, manifestándose de manera visual, oral o escrita, siendo la literatura japonesa, porque así está concebida, es una de las más visuales, que obtiene su valor estético e intelectual desde el momento de su concepción.

Y es a partir de esa concepción única, que Alberto Olmos surge como una suerte de alquimistas venido en la noche por sorpresa, con la firme intención de expresar un lenguaje que toma el rol de retratista social.

Olmos construye una historia compleja, plena de matices y sugerencias, una historia absorbente donde el narrador cuenta la historia de por qué vuelve a Tokio, dieciocho años después de su marcha. La historia, que comienza de forma un tanto anodina e incluso tópica, va poco a poco alcanzando intensidad, a medida que se va depravando hasta desembocar en una compleja pugna psicológica en la que una especie de atracción fatal une a las tres (apenas tres) piezas del rompecabezas.

La historia que narra el pasajero de al lado pronto toma un sentido diferente a lo que podría pensarse; la primera reacción de la pasajera que le escucha es cambiar de sitio, ocultarse, huir; sin embargo, algo desconocido, mucho más allá del simple morbo, la empuja a seguir escuchando, y la hace desear el final.

El narrador muestra una sabia maestría para mover las piezas del juego a fin de alimentar el deseo.

El hilo conductor de Tatami es la dominación del “otro”, donde las “fuerzas” de atracción impostadas en los seres humanos se muestran hasta el punto de olvidarnos de nosotros mismos y de todos nuestros principios para dejarnos arrastrar hacia donde nunca hubiéramos pensado.

El mundo en el que transita Alberto Olmos es un mundo contradictorio, saturado de un vacío generacional, pero con unas ganas extraordinarias por vivir y amar; en eso radica la escritura emocional, árida y puntillosa que nos plantea el escritor en Tatami.

Alberto Olmos, un escritor que asume su realidad que pretende aportar las mejores obras que esté en sus manos escribir y que parte de una muy buena propuesta estética, y sin duda con Tatami lo alcanza.

Jorge Iván Garduño
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“Un viaje a la Antártida”, de Sergio Rossi

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Aunque aparentemente la ciencia no es para todos, lo cierto es que actualmente no puedes darte el lujo de dejarla de lado, porque si se quiere comprender el proceso de ciertos fenómenos naturales, se necesita saber cómo es que se suceden las cosas, desde la concepción, proceso, percepción y consecuencias en el entorno.

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Uno de los  mejores lugares para comprender, observar, y estudiar sobre el origen de los fenómenos naturales es la Antártida, una zona para “hacer” ciencia teniendo como escenario un verdadero “laboratorio natural”. El simple hecho de contar con una banquisa da la oportunidad de estudiar a profundidad el génesis mismo de la biodiversidad.

En la Antártida se cuenta básicamente con variaciones mínimas en la temperatura durante periodos muy largos en el año –a lo sumo dos cambios importantes–, por lo que los científicos tienen la oportunidad de llevar a cabo mediciones, trabajos y estudios que permiten a los estudiosos de los fenómenos obtener conclusiones sin la necesidad de estar forzando de manera antinatural condiciones del clima en otras zonas del planeta.

Además, por las condiciones naturales del continente antártico como son la poca accesibilidad, las bajas temperaturas, y poca presencia del hombre, la convierten en una zona virgen que permite saber a profundidad los porqués del cambio climatológico en nuestro planeta, de la fragmentación del continente de hielo, o el agujero en la capa de ozono; aquí es dónde nos damos cuenta cómo un grado más o un grado menos se refleja en la sanidad del ecosistema, no sólo en aquella parte del planeta, sino en el resto de la superficie de los cinco continentes con todos sus océanos.

Un viaje a la Antártida. Un científico en el continente olvidado (Tusquets Editores en Metatemas), libro catalogado como científico del biólogo y escritor Sergio Rossi (Barcelona, España, 1969) nos brinda una explicación muy lúcida de lo que los investigadores y exploradores han hallado en el Continente Antártico, desglosándonos en capítulos cada uno de los rubros más relevantes que integran la biodiversidad del Polo Sur.

Nos explica de forma cronológica el descubrimiento y la carrera por alcanzar las gélidas tierras de la Antártida con un lenguaje fluido, y accesible para todo público interesado en este maravilloso viaje, pues todo mundo tiene la oportunidad de conocer la vida que se desarrolla en el océano y el hielo del Cono Sur al leer un gran libro que se dirige al mundo en un tono de exaltación a la naturales misma, que a su vez encierra en sus hojas un grito de auxilio.

Un libro científico que amablemente nos platica de lo trascendental que se ha vuelto el Polo Sur para todos los habitantes del planeta Tierra a fin de tener un sano funcionamiento de nuestra vida en el resto del mundo.

Sergio Rossi abre la ventana a una tierra inquietante, pero que a la vez debemos reconocernos en él, porque dependemos del sano desarrollo de las especies del Gran Continente Blanco.

En definitiva, Un viaje a la Antártida, es un viaje de conocimiento, aprendizaje y de defensa por la vida.

Jorge Iván Garduño
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‘Londres después de medianoche’, novela que desdibuja la realidad con un leve toque de ficción

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“No creo poder escribir jamás sobre un tema que no me apasione”, así lo sentencia Augusto Cruz García-Mora, quien publica su primera obra literaria titulada Londres después de medianoche (Oceano, 2012), un libro que alimenta la imaginación en torno al enigma que se cierne sobre un filme de culto perteneciente a la época del cine mudo de finales de la década de 1920, que ha permanecido perdido durante años y que el coleccionista de 91 años de edad, Forrest Ackerman, está decidido a encontrar antes de morir.

Cruz García-Mora se declara amante de escritores como J. D. Salinger, Sir Arthur Conan Doyle, Raymond Chandler, Dashiell Hammett, Juan Villoro, Martín Solares y Mario Bellatín, por mencionar algunos; y reconoce que su gusto por estos autores y series de televisión como Dallas o Dinastía, le permitieron definir sus gustos e ir gestando –sin saberlo– a dos personajes fundamentales en lo que sería Londres después de medianoche: el famoso coleccionista Forrest Ackerman y el detective Mc Kenzie.

Su variada biblioteca le ha permitido acercarse a través del tiempo a historias bellas y dramáticas que le brindan la posibilidad de narrar literariamente una trama con aristas inquietantes, que hacen que el lector se sumerja en un ambiente detectivesco en busca de un filme perdido rodeado por un halo de misterio trágico y desde el primer momento nos hace sentir parte de esta búsqueda contra el tiempo en esta obra fundamentada en la realidad, pero contada con una suerte de imaginación literaria.

Londres después de medianoche en la realidad, es un filme de culto del cine mudo que se encuentra perdido desde 1928, y que tiene la particularidad de no contar siquiera con un minuto de grabación –más que unas cuantas fotografías.  El aura de misterio que encierra a este filme incluye que el mismo año en que se perdió fue señalado como el principal motivo de un asesinato que alguien cometió y quien alegó que lo realizó luego de ver esta película; la mayoría de los actores que participaron en la filmación tuvieron un desenlace trágico; las salas donde se exhibió, en su mayoría se incendiaron; y aquellos que la buscan… desaparecen inexplicablemente. Todo esto le confiere a este libro una energía detectivesca que se mantiene de principio a fin.

Tras cinco años de trabajar en Londres después de medianoche, y una vez que el autor puso punto final al escrito, transcurrió únicamente mes y medio para que un editor en Francia, se interesara en ella, por lo que ya se encuentra en proceso de traducción para ese país, y a través de Océano será distribuida en Alemania, Holanda, España y todo Latinoamérica. Una garantía más de la calidad del libro.

El autor tamaulipeco, quien además es contador de profesión, comparte el gusto como coleccionista de Ackerman: guarda pinturas, pero sobretodo juguetes tradicionales, poseyendo entre sus piezas más destacadas un trapecista de madera que para efectuar sus acrobacias aéreas es impulsado por arena, asimismo cuenta con un negativo de la película Londres después de medianoche que le fue obsequiado por uno de los personajes de su propia novela.

Londres después de medianoche, una obra que te adentra al mundo del filme con el rigor y cuidado que Augusto Cruz García-Mora puso para brindar una obra llena de suspenso, conocimiento, astucia e imaginación que desdibuja la línea entre la realidad y la ficción.

Jorge Iván Garduño

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Escribí el libro que siempre quise haber leído: confiesa el autor de ‘Londres después de medianoche’ [Entrevista]

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“No creo poder escribir jamás sobre un tema que no me apasione”, sentencia con una risa casi infantil Augusto Cruz García-Mora, quien se presenta en las librerías con su primera obra literaria Londres después de medianoche cobijado bajo el sello de la editorial Oceano, un libro que alimenta la imaginación en torno al enigma que se cierne sobre un filme de culto perteneciente a la época del cine mudo de finales de la década de 1920 que ha permanecido perdido durante años, y que el coleccionista de 91 años de edad, Forrest Ackerman, está decidido a encontrar antes de morir.

Durante una visita a la Ciudad de México para promocionar su novela, Augusto Cruz García-Mora me concede una entrevista para platicar sobre sus gustos, pasiones, maestros literarios y lo más relevante y central de esta charla: Londres después de medianoche, su libro con el que se inaugura la colección La puerta negra y con el que sin lugar a dudas se le augura un buen éxito.

Con mirada alegre, paso firme, pantalones de mezclilla azules, camisa roja de manga larga, un enorme anillo enigmático colocado en su dedo anular izquierdo y una amabilidad casi sorprendente como lo es la lectura de su ópera prima, fue así como inició está charla en las oficinas de lo que es ahora su casa editorial.

Jorge Iván Garduño (JIG): Tus años de juventud en Tampico ¿cómo fueron?

Augusto Cruz García-Mora (ACG-M): Tuve una niñez muy ligada a la lectura, ya que mis padres leían mucho; ellos contaban que yo aprendí a leer sin saber leer… y es que siendo muy pequeño –tres o cuatro años de edad–, ellos se sentaban en un extremo de la cama con algún libro, y yo en mi afán por imitarlos hacía lo propio pero al otro extremo del camastro, pero como no sabía leer, mi libro lo colocaba al revés. Desde ahí ellos notaron mi interés por la lectura, por lo que siempre me alentaron en esta mi pasión.

JIG: ¿Podemos decir que fuiste un lector ávido y precoz?

ACG-M: Desde primaria y secundaria tuve el gusto por leer novelas policiacas, e incluso escribir algunos pequeños cuentos, y muchas ocasiones al salir del colegio y en mi camino a casa, me dirigía a la única librería de Tampico para saber qué novedades literarias habían llegado a la ciudad. Siempre fui un chico que prefería quedarme a leer un buen libro que salir a jugar con los otros jóvenes de mi colonia.

Quien se declara también amante de escritores como J. D. Salinger, Sir Arthur Conan Doyle, Raymond Chandler, Dashiell Hammett, Juan Villoro, Martín Solares, Mario Bellatin, por mencionar algunos, reconoce que su gusto por estos autores y series de televisión como Dallas o Dinastía, le permitieron definir sus gustos e ir gestando –sin saberlo– a dos personajes fundamentales en lo que sería Londres después de medianoche: el famoso coleccionista Forrest Ackerman y el detective Mc Kenzie.

Su biblioteca variada le ha permitido acercarse a través del tiempo a historias bellas y dramáticas que le han brindado la posibilidad de narrar literariamente una trama con aristas inquietantes, que permiten al lector sumergirse en un ambiente detectivesco en busca de un filme perdido que es rodeado por un halo de misterio trágico, que desde el primer momento nos hace sentir que somos parte de esta búsqueda contra el tiempo en esta obra que tiene fundada sus bases en la realidad, pero a la vez está contada con una suerte de imaginación literaria de forma verosímil.

JIG: ¿Por qué Londres después de medianoche?

ACG-M: Dentro de mis investigaciones y estudios sobre cine y guiones cinematográficos, encontré que existe un filme perdido desde 1928, mismo que tiene la particularidad de que no se tiene ni un minuto de grabación –más que unas cuantas fotografías–; además del aura de misterio que lo encierra, como por ejemplo: que en ese año fue acusada de incitar un asesinato que alguien cometió y quien alegó que lo realizó luego de ver esta película; la mayoría de los actores que participaron en la filmación tuvieron un desenlace trágico; las salas donde se exhibió, en su mayoría se incendiaron; y aquellos que la buscan… desaparecen inexplicablemente. Todo esto me llevó, además de conocer en vida al coleccionista Ackerman, a comenzar a trabajar en esta novela.

JIG: Eres un tampiqueño, que escribe una novela sobre cine perdido hollywoodense, y habla de Lon Chaney y Forrest Ackerman, ¿por qué?

ACG-M: Yo digo ¿por qué no? Michael Curtiz, el director de Casa blanca era húngaro y jamás visitó Casa blanca y Casa blanca es una película icónica.

JIG: ¿Te imaginas Londres después de medianoche llevada a la pantalla grande?

ACG-M: Sí, aunque amigos conocedores de cine me han comentado que no se imaginan el final de la novela llevado al séptimo arte, por las emociones que despierta. No sé qué técnicas de guionismo cinematográfico se puedan utilizar para sortear algunos obstáculos, sé que debe existir la forma de llevarlo a cabo, pero sería muy interesante verla algún día en el cine.

JIG: ¿Qué tiempo te tomó para escribir Londres después de medianoche?

ACG-M: Invertí cinco años. Esta novela era un subtrama de una novela policiaca que yo estaba escribiendo sobre Tampico y la inseguridad, y de repente necesitaba un agente del FBI, por lo que me planté que la única forma que un investigador de esa dependencia visitará mi ciudad era buscando algo… dije: que busque una película. Posteriormente en un taller de creación literaria leí por una inquietud que tuve estas escenas que comento, y funcionó muy bien, recibí comentarios alentadores de autores como Martín Solares, Juan Villoro y Leonardo Da Jandra. Por lo que descubrí que tenía una novela. Consideré desde un inicio que debía ser muy emotiva, sólida y creo haberlo conseguido; los lectores tendrán la última palabra, pero además pienso que es divertida.

El método de trabajo de Cruz García-Mora para la creación literaria no es la de ni un día sin una sola línea, como dictan los cánones, él describe su trabajo como alguien quien necesita meditar las escenas en su cabeza, aunque ello le tome días o semanas, pero una vez que las tiene claras o han fermentado en su mente, la escritura llega a ser bastante fluida, y avanzar un buen número de hojas en breves días

Tras cinco años de trabajar en Londres después de medianoche, y una vez que el autor puso punto final al escrito, tuvo que transcurrir únicamente mes y medio para que un editor se interesara en ella… en Francia, por lo que ya se encuentra en proceso de traducción para ese país, y a través de Oceano será distribuida en Alemania, Holanda, España y todo Latinoamérica.

JIG: ¿Con qué personaje de Londres después de medianoche te identificas?

ACG-M: Forrest Ackerman, porque a mí también me gusta coleccionar muchos objetos de cine que incluso fueron utilizados en escenas de cine, por ejemplo el anillo que porto en mi mano izquierda es una réplica del anillo de Ackerman que describo en la novela y que usó Bela Lugosi en Drácula, y que tuve la oportunidad de ver el original, que al final se subastó en 50 mil dólares. Con él me identifico porque los coleccionistas tratan de rescatar del olvido o de la muerte objetos para futuras generaciones y creo que uno como escritor tratamos de rescatar historias que igual pueden estar perdidas o que nadie ha escrito para traerlas a las personas.

JIG: ¿Cómo te defines como escritor?

ACG-M: No muy disciplinado –aunque si debo de serlo– tal vez por eso me tarde los cinco años para terminar la novela, pero soy un tipo regular, que ha vivido en la misma casa toda su vida… en la misma ciudad y que escribió una novela sobre lo que le gusta… el cine. Y que no sabe de corrientes, por lo que espero que Londres después de medianoche vaya directamente al lector, y si surgen más novelas sobre cine en otras partes del mundo, entonces alguien podrá decir que hubo cierto año en que diversos autores escribieron novelas sobre cine, y seguramente hay muchas y muy buenas, previas o posteriores a la mía.

JIG: Tus próximos libros ¿sobre qué hablarán?

ACG-M: Mis dos próximas novelas creo que serán sobre la vida de los actores del cine de las décadas de 1920 y 1930, tocando el tema policiaco por supuesto, y aunque es un trabajo que lleva mucha investigación, descubrí, en este viaje de profesionalización literaria, que se me dan los personajes reales para luego agregarles un toque de ficción sobre ellos… se me facilita mucho, y no creo poder escribir sobre un tema que no me apasione, por lo que no me imagino –en estos momentos– estar escribiendo otra novela que no sea sobre cine.

JIG: ¿Veremos al detective Mc Kenzie en otras novelas?

ACG-M: No sé si haya una historia para Mc Kenzie a futuro, o como están tan de moda ahorita, una precuela pudiera ser, o incluso algún personaje secundario o Ackerman más joven. Existen muchas posibilidades, aunque no me he planteado si la novela pueda tener una suerte de continuación o línea narrativa alterna.

El amante de cine, quien además es contador de profesión, me revela su gusto por coleccionar algunas pinturas y sobre todo juguetes tradicionales, teniendo entre sus piezas más destacadas un trapecista de madera que es impulsado por arena para efectuar sus acrobacias aéreas, asimismo cuenta con un negativo de la película Londres después de medianoche que le fue obsequiado por un personaje que, a propósito, aparece en su novela.

Finalmente me comenta que si algún día alguien que le asegure tener pruebas de la posesión de la película le propone en aventurarse para encontrar el filme perdido homónimo de su novela, él con gusto accedería en tan inquietante periplo con tal de verla, saber en qué estado se encuentra; aunque las posibilidades son muy difíciles debido a que esas cintas se filmaron en nitrato de plata, un material muy inestable que se incendia fácilmente. Por lo que sería más probable hallarla en un formato más seguro si ese “alguien” la pudo haber pasado, o que alguna empresa o particular la tenga en uno de sus archivos sin saberlo.

Londres después de medianoche, una novela que te adentra al mundo del filme con el rigor y cuidado que Augusto Cruz García-Mora puso para brindar una obra llena de suspenso, conocimiento, astucia e imaginación que desdibuja la línea entre la realidad y un toque de ficción.

Jorge Iván Garduño
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Pi y la dominación del miedo

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Vida de Pi (2001) es una fascinante novela escrita entre las fronteras de la fe y la idea subyacente de dominar el miedo: cuenta la historia de un joven de 16 años de edad a partir del momento en que su padre, un guardia del zoológico de Pondicherry, decide que deben emigrar de la India a Canadá; sin embargo, durante el viaje sufrirán un grave percance que definitivamente marcará la vida de Pi.

Yann Martel, el autor de esta ficción, es un escritor canadiense nacido en España en el año de 1963, obtuvo el Premio Mann Booker 2002 con esta obra, misma en la que relata cómo Pi Patel muestra un interés exacerbado hacia cualquier tipo de religión llevando a la práctica el catolicismo, hinduismo y el islamismo, sólo que no sabe a cual serle completamente fiel.

El padre de Pi, decidido a comenzar una nueva vida en Norteamérica, empaqueta las pertenencias de la familia, a los animales que tiene a su cargo y embarca con su estirpe y todos sus sueños a cuestas por el Océano Pacífico. Tras un terrible naufragio, Pi termina a la deriva en medio del mar, atrapado en un reducido bote salvavidas y teniendo como única compañía a una cebra herida, una hiena moteada, un orangután mareado y un tigre de bengala llamado Richard Parker.

Y mientras el protagonista se encuentra en el desesperado dilema de mantener controlados a los animales o enfrentarse a los tiburones que acechan la pequeña embarcación, somos testigos de las reflexiones introspectivas y evolutivas del narrador, quien se ve enfrentado de lleno con sus miedos, dudas, desalientos y la pérdida sustancial de todo cuanto tenía al momento de iniciar este viaje.

Así, Richard Parker –el tigre de bengala, que representa el lado más oscuro de Pi Patel–, va devorando los males menores como la fatiga y el hambre, hasta destruir toda conexión con su pasado, y una vez que la cebra herida, la hiena moteada y el orangután mareado han sido devorados, Pi debe recurrir a todos sus conocimientos zoológicos, su ingenio y su fe para conservar la vida durante 227 días.

Pi y Richard Parker son ahora los únicos pasajeros del bote en el que permanecen a la deriva y ambos están hambrientos; el hombre frente a la bestia, la esperanza frente al horror, la vida frente a la muerte, y así hasta cierto punto, cada uno de los animales, quizá imaginarios, podrían representar una faceta diferente de un Pi esquizofrénico.

Patel rememora las angustias del viaje, pero su relato esconde también vericuetos de las fuerzas y flaquezas de la religión, la literatura y la diferencia entre realidad y ficción, creando meandros y rotaciones filosóficas que hacen que el lector revalore la existencia y su situación como ser humano.

Pi comprende que debe dominar al tigre y la interacción entre ambos genera bellas metáforas de espiritualidad y fe, que obligan al protagonista a conquistar su lado más oscuro y aceptar ontológicamente la pérdida de su familia, y así estar dispuesto a iniciar una nueva vida partiendo de la muerte de sus miedos y de sus seres amados.

La idea metafórica del libro es la de un trágico giro de 180 grados en la vida de Pi durante su transición espiritual de la adolescencia y que dotada de un vuelco de intensidad final, tranquiliza a los rescatistas durante su salvamento con una versión creíble de la historia de su supervivencia.

Vida de Pi, una novela trascendental que aboga por el humanismo y la superación personal de manera inteligente.

Jorge Iván Garduño
Fotógrafo, escritor y periodista mexicano.
jorgeivangg@hotmail.com
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Revista «Molino de Letras» Septiembre-Octubre 2012