“No creo poder escribir jamás sobre un tema que no me apasione”, sentencia con una risa casi infantil Augusto Cruz García-Mora, quien se presenta en las librerías con su primera obra literaria Londres después de medianoche cobijado bajo el sello de la editorial Oceano, un libro que alimenta la imaginación en torno al enigma que se cierne sobre un filme de culto perteneciente a la época del cine mudo de finales de la década de 1920 que ha permanecido perdido durante años, y que el coleccionista de 91 años de edad, Forrest Ackerman, está decidido a encontrar antes de morir.
Durante una visita a la Ciudad de México para promocionar su novela, Augusto Cruz García-Mora me concede una entrevista para platicar sobre sus gustos, pasiones, maestros literarios y lo más relevante y central de esta charla: Londres después de medianoche, su libro con el que se inaugura la colección La puerta negra y con el que sin lugar a dudas se le augura un buen éxito.
Con mirada alegre, paso firme, pantalones de mezclilla azules, camisa roja de manga larga, un enorme anillo enigmático colocado en su dedo anular izquierdo y una amabilidad casi sorprendente como lo es la lectura de su ópera prima, fue así como inició está charla en las oficinas de lo que es ahora su casa editorial.
Jorge Iván Garduño (JIG): Tus años de juventud en Tampico ¿cómo fueron?
Augusto Cruz García-Mora (ACG-M): Tuve una niñez muy ligada a la lectura, ya que mis padres leían mucho; ellos contaban que yo aprendí a leer sin saber leer… y es que siendo muy pequeño –tres o cuatro años de edad–, ellos se sentaban en un extremo de la cama con algún libro, y yo en mi afán por imitarlos hacía lo propio pero al otro extremo del camastro, pero como no sabía leer, mi libro lo colocaba al revés. Desde ahí ellos notaron mi interés por la lectura, por lo que siempre me alentaron en esta mi pasión.
JIG: ¿Podemos decir que fuiste un lector ávido y precoz?
ACG-M: Desde primaria y secundaria tuve el gusto por leer novelas policiacas, e incluso escribir algunos pequeños cuentos, y muchas ocasiones al salir del colegio y en mi camino a casa, me dirigía a la única librería de Tampico para saber qué novedades literarias habían llegado a la ciudad. Siempre fui un chico que prefería quedarme a leer un buen libro que salir a jugar con los otros jóvenes de mi colonia.
Quien se declara también amante de escritores como J. D. Salinger, Sir Arthur Conan Doyle, Raymond Chandler, Dashiell Hammett, Juan Villoro, Martín Solares, Mario Bellatin, por mencionar algunos, reconoce que su gusto por estos autores y series de televisión como Dallas o Dinastía, le permitieron definir sus gustos e ir gestando –sin saberlo– a dos personajes fundamentales en lo que sería Londres después de medianoche: el famoso coleccionista Forrest Ackerman y el detective Mc Kenzie.
Su biblioteca variada le ha permitido acercarse a través del tiempo a historias bellas y dramáticas que le han brindado la posibilidad de narrar literariamente una trama con aristas inquietantes, que permiten al lector sumergirse en un ambiente detectivesco en busca de un filme perdido que es rodeado por un halo de misterio trágico, que desde el primer momento nos hace sentir que somos parte de esta búsqueda contra el tiempo en esta obra que tiene fundada sus bases en la realidad, pero a la vez está contada con una suerte de imaginación literaria de forma verosímil.
JIG: ¿Por qué Londres después de medianoche?
ACG-M: Dentro de mis investigaciones y estudios sobre cine y guiones cinematográficos, encontré que existe un filme perdido desde 1928, mismo que tiene la particularidad de que no se tiene ni un minuto de grabación –más que unas cuantas fotografías–; además del aura de misterio que lo encierra, como por ejemplo: que en ese año fue acusada de incitar un asesinato que alguien cometió y quien alegó que lo realizó luego de ver esta película; la mayoría de los actores que participaron en la filmación tuvieron un desenlace trágico; las salas donde se exhibió, en su mayoría se incendiaron; y aquellos que la buscan… desaparecen inexplicablemente. Todo esto me llevó, además de conocer en vida al coleccionista Ackerman, a comenzar a trabajar en esta novela.
JIG: Eres un tampiqueño, que escribe una novela sobre cine perdido hollywoodense, y habla de Lon Chaney y Forrest Ackerman, ¿por qué?
ACG-M: Yo digo ¿por qué no? Michael Curtiz, el director de Casa blanca era húngaro y jamás visitó Casa blanca y Casa blanca es una película icónica.
JIG: ¿Te imaginas Londres después de medianoche llevada a la pantalla grande?
ACG-M: Sí, aunque amigos conocedores de cine me han comentado que no se imaginan el final de la novela llevado al séptimo arte, por las emociones que despierta. No sé qué técnicas de guionismo cinematográfico se puedan utilizar para sortear algunos obstáculos, sé que debe existir la forma de llevarlo a cabo, pero sería muy interesante verla algún día en el cine.
JIG: ¿Qué tiempo te tomó para escribir Londres después de medianoche?
ACG-M: Invertí cinco años. Esta novela era un subtrama de una novela policiaca que yo estaba escribiendo sobre Tampico y la inseguridad, y de repente necesitaba un agente del FBI, por lo que me planté que la única forma que un investigador de esa dependencia visitará mi ciudad era buscando algo… dije: que busque una película. Posteriormente en un taller de creación literaria leí por una inquietud que tuve estas escenas que comento, y funcionó muy bien, recibí comentarios alentadores de autores como Martín Solares, Juan Villoro y Leonardo Da Jandra. Por lo que descubrí que tenía una novela. Consideré desde un inicio que debía ser muy emotiva, sólida y creo haberlo conseguido; los lectores tendrán la última palabra, pero además pienso que es divertida.
El método de trabajo de Cruz García-Mora para la creación literaria no es la de ni un día sin una sola línea, como dictan los cánones, él describe su trabajo como alguien quien necesita meditar las escenas en su cabeza, aunque ello le tome días o semanas, pero una vez que las tiene claras o han fermentado en su mente, la escritura llega a ser bastante fluida, y avanzar un buen número de hojas en breves días
Tras cinco años de trabajar en Londres después de medianoche, y una vez que el autor puso punto final al escrito, tuvo que transcurrir únicamente mes y medio para que un editor se interesara en ella… en Francia, por lo que ya se encuentra en proceso de traducción para ese país, y a través de Oceano será distribuida en Alemania, Holanda, España y todo Latinoamérica.
JIG: ¿Con qué personaje de Londres después de medianoche te identificas?
ACG-M: Forrest Ackerman, porque a mí también me gusta coleccionar muchos objetos de cine que incluso fueron utilizados en escenas de cine, por ejemplo el anillo que porto en mi mano izquierda es una réplica del anillo de Ackerman que describo en la novela y que usó Bela Lugosi en Drácula, y que tuve la oportunidad de ver el original, que al final se subastó en 50 mil dólares. Con él me identifico porque los coleccionistas tratan de rescatar del olvido o de la muerte objetos para futuras generaciones y creo que uno como escritor tratamos de rescatar historias que igual pueden estar perdidas o que nadie ha escrito para traerlas a las personas.
JIG: ¿Cómo te defines como escritor?
ACG-M: No muy disciplinado –aunque si debo de serlo– tal vez por eso me tarde los cinco años para terminar la novela, pero soy un tipo regular, que ha vivido en la misma casa toda su vida… en la misma ciudad y que escribió una novela sobre lo que le gusta… el cine. Y que no sabe de corrientes, por lo que espero que Londres después de medianoche vaya directamente al lector, y si surgen más novelas sobre cine en otras partes del mundo, entonces alguien podrá decir que hubo cierto año en que diversos autores escribieron novelas sobre cine, y seguramente hay muchas y muy buenas, previas o posteriores a la mía.
JIG: Tus próximos libros ¿sobre qué hablarán?
ACG-M: Mis dos próximas novelas creo que serán sobre la vida de los actores del cine de las décadas de 1920 y 1930, tocando el tema policiaco por supuesto, y aunque es un trabajo que lleva mucha investigación, descubrí, en este viaje de profesionalización literaria, que se me dan los personajes reales para luego agregarles un toque de ficción sobre ellos… se me facilita mucho, y no creo poder escribir sobre un tema que no me apasione, por lo que no me imagino –en estos momentos– estar escribiendo otra novela que no sea sobre cine.
JIG: ¿Veremos al detective Mc Kenzie en otras novelas?
ACG-M: No sé si haya una historia para Mc Kenzie a futuro, o como están tan de moda ahorita, una precuela pudiera ser, o incluso algún personaje secundario o Ackerman más joven. Existen muchas posibilidades, aunque no me he planteado si la novela pueda tener una suerte de continuación o línea narrativa alterna.
El amante de cine, quien además es contador de profesión, me revela su gusto por coleccionar algunas pinturas y sobre todo juguetes tradicionales, teniendo entre sus piezas más destacadas un trapecista de madera que es impulsado por arena para efectuar sus acrobacias aéreas, asimismo cuenta con un negativo de la película Londres después de medianoche que le fue obsequiado por un personaje que, a propósito, aparece en su novela.
Finalmente me comenta que si algún día alguien que le asegure tener pruebas de la posesión de la película le propone en aventurarse para encontrar el filme perdido homónimo de su novela, él con gusto accedería en tan inquietante periplo con tal de verla, saber en qué estado se encuentra; aunque las posibilidades son muy difíciles debido a que esas cintas se filmaron en nitrato de plata, un material muy inestable que se incendia fácilmente. Por lo que sería más probable hallarla en un formato más seguro si ese “alguien” la pudo haber pasado, o que alguna empresa o particular la tenga en uno de sus archivos sin saberlo.
Londres después de medianoche, una novela que te adentra al mundo del filme con el rigor y cuidado que Augusto Cruz García-Mora puso para brindar una obra llena de suspenso, conocimiento, astucia e imaginación que desdibuja la línea entre la realidad y un toque de ficción.
Jorge Iván Garduño
@plumavertical
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