En el plano literario y de denuncia a la opresión, una de las mejores voces latinoamericanas sin duda es la de Mario Benedetti (1920-2009), un fiero y entrañable escritor uruguayo que poseyó una caligrafía firme, angustiante y que señaló los malos tratos de parte de los gobiernos desleales con su pueblo.
Más de medio siglo de un arduo trabajo intelectual, porque Benedetti fue eso, un intelectual, además de periodista, ensayista, poeta, novelista y notable crítico; uno de los más fecundos y leídos escritores uruguayos contemporáneos, que sin duda debe su privilegiado lugar en la literatura a la temática que se maneja en sus obras, que implica la denuncia de la violación de los derechos humanos en su país y América Latina.
A través de la creación de cuentos “urbanos”, el uruguayo provoca a los gobiernos en el poder (en especial las dictaduras militares), a los supuestos líderes que lo único que les interesa es la acumulación de bienes materiales y que van dejando a su paso: exiliados de las clases sociales, pobreza, miedo y una larga lista de disgustos que rápido son apagados por el ejército o la censura.
En los años sesenta, debido a su escritura ausente de artificios y en pos del mensaje directo, sufrió el exilio del gobierno de su país emigrando a ciudades como Buenos Aires, Lima,La Habanay Madrid, lo cual ha servido a que su pluma vaya de un tono cotidiano y existencial a uno donde se ha politizado a favor de las opciones de la guerrilla urbana, incorporando los temas del exilio, el retorno y la crítica político-social.
Mario Benedetti no se conformó con quedarse en el marco nacional de su país de origen. Sus conceptos y observaciones son válidos para toda Latinoamérica en cuanto a que los aspectos que se abordan –ya sea tenue o tácitamente-, tienen su origen en la condición dependiente de la región con respecto a los Estados Unidos y Europa, así como las consecuencias que acarrea a las culturas locales la penetración cultural de éstas, que repercuten directamente en las orientaciones económicas y políticas.
Por lo antes dicho, Mario Benedetti anduvo por las sendas de un revolucionario de nuestro continente y en nuestra lengua. Su objeto de estudio se centró en la ideología propia del subdesarrollo, ese conjunto específico de los valores del imperialismo unido umbilicalmente hoy al tema de la comunicación y la globalización.
Su obra está impuesta a la vida citadina uruguaya, en la que sus personajes, seres comunes pero bien caracterizados psicológicamente y retratados con un lenguaje muy peculiar, navegan con sus pequeñas y grandes tragedias a cuestas, conformando los eslabones en general de la industria cultural que constituye el medio específico de producción ideológica que funciona como el instrumento de dominación capitalista.
Con y sin nostalgia (Siglo XXI editores, 1977): con una nostalgia que se aferra al corazón del débil, del oprimido, del torturado; sin nostalgia por el pasado, el presente, ni por el por venir. Con esa nostalgia que nos brinda la fuerza necesaria para ponernos de pie y combatir; sin la nostalgia de aquellos gobiernos derrocados por el pueblo y que oprimieron al obrero, campesino y estudiante. Con nostalgia por el poeta. Sin nostalgia por la guerrilla ni el militar. Con y sin nostalgia, un libro de breves relatos cargados de poesía y heroicidad que en su conjunto conforman una magistral ficción que no desmienten la convulsa realidad Latinoamericana.
Así es la obra de Mario Benedetti, admirable, que invita a la revolución, la reflexión, al cambio, y a la oposición. Sus novelas La tregua (1960) y Gracias por el fuego[i] (1965) <<amplían el realismo a la observación de vicios sociales de la clase media y la sociedad de consumo>>, en un concepto moderno de estilo y en cuanto a estructura narrativa se refiere, marcando el desplazamiento definitivo de la tradicional temática rural a la urbana en la novelística uruguaya.
Benedetti, fungió como profesor de literatura en su país, donde falleció en el año de 2009, su residencia la alternó entre la ciudad de Montevideo con la ciudad de Madrid, en España. Cultivó todos los géneros literarios, además del periodismo y en recitales poético-musicales junto a intérpretes como Nacha Guevara y Juan Manuel Serrat.
La lectura que supone el conjunto de su obra, es una abierta invitación a la reflexión que cuestiona a una región despojada por el forastero, y que pretende recuperar su voz a través de la razón. Una escritura que sólo el argentino Ernesto Sábato y el también uruguayo Eduardo Galeano, podrían compartir.
Benedetti, un fiero opositor a los convencionalismos políticos, un hombre que usó la escritura a favor de la libertad, un escritor que siempre se comprometió con su nación, un artista revolucionario, un pensador excepcional que hasta sus últimos días continuó sumando a favor de la humanidad, como lo hizo a lo largo de sus 88 años, siempre con y sin nostalgia, Mario Benedetti.
[i] Finalista en uno de los más importantes concursos internacionales de novela en lengua española, su publicación se vio impedida en España por la censura oficial.
Jorge Iván Garduño
*Fotógrafo, escritor y periodista mexicano.
jorgeivangg@hotmail.com
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Este texto fue publicado en:
Revista «Desde El Sótano» de Librerías El Sótano, marzo-abril 2009.