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“El libro de la risa y el olvido”, el espejo de la realidad

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Si habría que buscarle un título alternativo a la novela El Libro de la risa y el olvido (Tusquets Editores) de Milan Kundera (1929, Brno, República Checa), creo que sería pertinente: Mi vida en el espejo, porque seguramente todos tenemos una parte así, una parte que quisiéramos rememorar y otra que bien quisiéramos olvidar, y que si pudiéramos tenerlas en cartas, diarios o en objetos seguramente preferiríamos quemarlas, romperlas, tirarlas a la basura o destruir ese objeto que nos pudiera hacer mal, y así de fácil eliminar nuestros temores, rencores, nuestro pasado. O por el contrario, buscaríamos recuperar el objeto si los recuerdos son placenteros.

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Finalmente esa sería la única forma que tenemos de comprender cómo es que en nuestra mente existe el pasado, o el modo ideal de asirnos a la vida cuando se está muerto por la ausencia o presencia de la sombra opaca de ese sutil recuerdo.

Agarrarse a ese recuerdo, y cuando uno ya no esté presente de forma física extendernos mediante las memorias que escribimos para perdurar, o que lo que alguien más haya escrito de nosotros pueda hacer que ese alguien más nos sienta cerca. Una idea que a muchos fascina.

Y es que lo risible de la obra radica en que debería ser graciosísimo leer lo que uno escribe de sí mismo, por lo que el nivel de hilaridad se acrecienta en un juego de espejos laberíntico entre Tamina y Mirek; la primera, una joven viuda que busca recuperar su diario para traer a su mente nuevamente lo vivido en su matrimonio, que por el paso del tiempo y el exilio teme olvidar el recuerdo de su amado esposo; el segundo, quiere recuperar las cartas que ha escrito y que por la situación de su país lo comprometen de muerte, por lo que la apremiante necesidad de ponerle punto final a la historia lo lleva al periplo de su existencia misma. La necesidad de eliminar los recuerdos y todo el pasado motivan a Mirek para tener un respiro y volver a comenzar.

El libro de la risa y el olvido plantea una relación estrecha con la convulsión geopolítica de la antigua Checoslovaquia, asimismo le valió la revocación de Milan Kundera de su ciudadanía Checa, por lo que el destierro le siguió a una obra considerada como revolucionaria, como casi toda la obra de este autor con fuertes convicciones ideológicas, por lo que la carga emocional del amor, la añoranza de un pasado fugaz, del presente imperceptible y de un futuro incierto donde cabe sólo el recuerdo solitario que se presenta ante nosotros frío, gris, y fragmentado por la división nacional de un pueblo que busca la estabilidad, son la estructura misma de esta novela.

En esta obra, nos topamos con un ya sólido Kundera filosófico, donde utiliza la introspectiva para descifrar las acciones del ser humano mediante sueños, miedos, anhelos que el hombre en su conjunto utiliza para destruir o para amar; El libro de la risa y el olvido no es más que un síntoma, no es la enfermedad en sí; te ríes de tu enfermedad de locura o te afanas en buscar el olvido como un fallido intento de buscar la cura para el dolor que da la tristeza, el rencor o la ira pasada y que son producto de nuestras acciones presentes y pasadas.

Al final del discurso, lo terrible es darnos cuenta –al igual que los protagonistas– que la causa de grandes males somos nosotros mismo como humanidad, así que la risa o el olvido son síntomas de la tragedia que se cierne en nuestro mundo; la causa del porqué están buscando cartas o diarios los protagonistas, Tamina y Mirek. Ella, evita el olvido, y él, anhela eso mismo.

Una sentencia aterradora y apocalíptica dentro del vertiginoso mundo filosófico de Milan Kundera que nos atrapa con su eco temerario y ensordecedor.

Jorge Iván Garduño
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El idealismo subversivo de Topol

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A finales de 1989, Checoslovaquia sufrió una de las transformaciones más interesantes que país alguno dentro del bloque de la Europa comunista tuviese hacia un proceso de democratización, al introducir una economía de mercado y reincorporarse a Occidente tras La Revolución de Terciopelo que produjo la caída de este aliado soviético.

Sin embargo, el movimiento tiene su antecedente en 1977, cuando un grupo de intelectuales, siguiendo la línea del espíritu de la Primavera de Praga, publicaron un manifiesto en el que expresaban su disidencia con el régimen establecido, conocida como la “Carta77”.

En este documento histórico, se pueden encontrar firmas de apoyo de artistas, intelectuales, políticos, líderes sociales y jóvenes virtuosos que vislumbraban un mejor futuro para Checoslovaquia y sus habitantes, que dicho por muchos de ellos, ha tenido importantes avances, aunque queda mucho en qué seguir trabajando.

De los firmantes de la “Carta 77”, el disidente más joven en hacerlo fue Jáchym Topol (1962), una de las voces checas más valientes y vibrantes que surgieron en el plano literario desde la Revolución de Terciopelo en 1989 y quien posterior a éste suceso, ha vivido involucrado en la clandestinidad artística y política.

Y es a partir de su experiencia durante la revolución, que construye una novela magistral, lúcida y admirable: Sestra, que comienza con el relato de la huida de Praga de los refugiados de Alemania Oriental; donde a través del narrador y protagonista Potok, somos testigos de los diversos matices que tiene este hombre durante su periplo.

Al estilo dantesco, Topol recrea una Checoslovaquia semidestruida en la que Potok se encuentra recluido y buscando a su hermana –y en medio de las caóticas calles de Praga, él y los pocos habitantes que aún subsisten se ven en la apremiante necesidad de crear medios de supervivencia “temporales”, que los llevan a incurrir en faltas y violaciones a las deterioradas e inexistentes leyes checas de la época.

Sestra, representa un reto difícil al lector no familiarizado con la cultura de este país de la Europa Central, en la que por medio de una construcción coherente de la historia europea, vislumbramos pasajes oníricos de cortante realismo social, sucesiones alucinadas y alegorías enigmáticas que bien se pueden leer como la declaración de independencia de la moderna imaginación checa.

La incertidumbre de los habitantes de lo que fue ulteriormente la República Checa y Eslovaquia, se ve reflejada en esta novela, ya que la preocupación en temas sociales, morales, religiosos, económicos, políticos e incluso lingüísticos no se dejan esconder en sus páginas.

Sestra, que en checo significa: Hermana, es quizá de las pocas obras literarias en la que los sucesos posteriores a la Revolución de Terciopelo son de gran interés y mantienen un enfoque primordial, asimismo, es también una de las primeras en utilizar a plenitud el checo coloquial, donde el autor hace gala de su inventiva con el argot y las irreverencias de un lenguaje reprimido por décadas de ocupación.

Al adentrarnos a esta sofisticada novela, nos damos cuenta de lo frágil que se presenta el ser humano en la persona de Potok, que sirve de referente para explicar el decadente sistema político que deja atrás el comunismo.

Finalmente, Potok encuentra a su hermana y así accede a la reivindicación social, moral, familiar y nacional.

Jáchym Topol, escritor y poeta subversivo de admirable talento que trasciende las fronteras de muchos sistemas políticos.

Jorge Iván Garduño
Fotógrafo, escritor y periodista mexicano.
jorgeivangg@hotmail.com
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