Archivos Mensuales: julio 2007

Elfriede Jelinek, controvertida escritora de obras satíricas

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Días previos de que se diera a conocer el nombre del galardonado con el Premio Nobel de Literatura 2005, se suscitó la renuncia del crítico Knut Ahnlund, como miembro de la Academia Sueca (encargada de dar el fallo para dicha distinción), quejándose de la elección hecha en el 2004.

La noticia de inmediato corrió como pólvora encendida alrededor del mundo, periódicos, revistas, noticieros de televisión y radio, portales en Internet y en la comunidad intelectual, el caso ocupó los primeros planos.

Fraude, corrupción, intereses políticos, rodearon ala Fundación Nobel, por encima del galardonado anual. El Sr. Ahnlund alegó, que la escritora Jelinek (Premio Nobel de Literatura 2004) era inmerecedora de tal reconocimiento, ya que, “no sólo ha causado un daño irreparable a todas las fuerzas progresistas, sino que ha confundido la visión general de la literatura como arte” y su obra la considera como “una masa de textos sin el menor rastro de estructura artística”.

La verdad, es que la escritora austriaca ha sido incómoda para los partidos políticos de extrema derecha en Europa Occidental, causando controversia con sus novelas, poemas y obras de teatro. En su país, le han dedicado auténticas campañas difamatorias; el Partido Liberal (FPÖ), liderado por el xenófobo Jörg Haider, adquirió desde 1995 un gran protagonismo, a partir de esa fecha, las calles de Austria fueron invadidas literalmente, con enormes carteles publicitarios y, un eslogan que rezaba de la siguiente manera: “¿Ama usted a Jelinek o prefiere el arte y la cultura?”

Elfriede Jelinek, (Viena, 1946), se considera una autora en pie de lucha contra la injusticia, una hacedora de política, que, junto con otros escritores se suma a un boicot hacia su propia nación y una feminista radical creadora de un lenguaje personal que utiliza como arma estética contra: “la exclusión, los abusos del poder o el peso social que aplasta y destruye”.

Ella opina, que la actual política, así como su país, “están construidos sobre cadáveres”, ya que no perdona ni olvida los horrores del nacionalsocialismo y, menos, a los extremistas contemporáneos como el ex secretario general dela ONU, Kart Waldheim, que tras ser elegido presidente de Austria en 1986, se vio en medio de una gran controversia por su pasado nazi.

Para muchos líderes austriacos, escritores actuales que continúan con la tradición satírica como Thomas Bernhard, Peter Handke y, claro está, Elfriede Jelinek, son considerados irritantes, fastidiosos y muy molestos, en especial esta última, que es acusada de “pornógrafa” y “traidora a la patria”, mientras ella les denuncia de “tener miedo a la verdad”.

Con estas referencias, podemos valorar mejor la obra de Elfriede Jelinek y sopesarla con lo que dice el académico Knut Ahnlund, sobre supuestas presiones para otorgar a la escritora el Premio Nobel 2004.

En efecto, existieron las “presiones”, ya sea para que los miembros de la Academia Sueca votaran por la obra de la austriaca, sin merecerlo, o presiones sobre nuestro amigo Knut Ahnlund, para que un año después diera a conocer su “supuesta postura”, con una sola finalidad: desprestigiar a Elfriede Jelinek y de paso poner en entre dicho ala Fundación Nobel. Este desafortunado suceso, no ayudó en nada a ninguna de las partes involucradas (Academia Sueca, Elfriede Jelinek o Knut Ahnlund).

De origen checo “semijudio” por línea paterna, de quien aprendió el valor de la palabra y de madre católica practicante –perteneciente a la alta burguesía austriaca–, quien le inculcó la formación musical; Jelinek, destaca por su cruda escritura y el reto lingüístico e intelectual que su lectura supone. Con la publicación de su primer libro, obtuvo un gran éxito literario en Alemania: La pianista, una historia con carga autobiográfica muy marcada.

Tal vez la novela que pondría en sospecha la calidad artística de la Nobel en Hispanoamérica es la versión castellana de Deseo (Lust, 1989), en la que los editores nos la venden comparándola <<con Historia del ojo, de Georges Bataille, por la crudeza de su prosa>>. Luego de leer la versión castellana de Deseo, no se encuentra lugar a dicha comparación, quedándonos por mucho con Historia del ojo. Sin embargo, múltiples críticos europeos señalan la calidad literaria de esta novela, principalmente los de idioma alemán, que es en el que originalmente se redactó la obra.

Citando un ejemplo de la Deutsches Allgemeines Sonntagsblatt[i] dice: <<la soberana multidimensionalidad de su lenguaje, que no se deja encasillar en ninguno de los discursos dominantes, le brinda la posibilidad de realizar lo que ningún estudio  sobre el sexo sabe o se propone resolver: la liberación de los mecanismos del poder que en Deseo se denuncian a través de una verdadera obra de arte>>.

En su idioma original la consideran <<una verdadera obra de arte>>, ¿qué sucedió en la versión castellana? ¿Qué sucedió en la versión castellana de Deseo? Lo que sucede con muchos títulos de escritores que alcanzan prestigiosos premios como el Nobel de literatura: ser traducidos en versiones relámpago que demeritan las obras y desprecian a los lectores, con el objetivo de alcanzar altas ventas rápidamente.

Sin embargo, la lectura de Los excluidos nos deja ver su radical y provocadora escritura, ya que la versión castellana de esta novela data de 1992; Deseo se tradujo durante los meses que Elfriede Jelinek se mantuvo firme para ganar el Nobel, de ahí, los desatinos en el lenguaje impreso. La pianista goza, de igual forma que Los amantes, de una traducción serena y apegada al original.

Así que, una segunda lectura detallada de Deseo, deja entrever “las hipocresías de la sociedad contemporánea y su sexualidad enfermiza”, y el reto lingüístico e intelectual que ella representa.

Elfriede Jelinek, una escritora que posee la calidad artística de las grandes intelectuales de nuestro tiempo, por sobre cualquier entre dicho referente a ella.

Sin miedo a equivocarme, la más célebre y criticada de su generación, que responde artísticamente con el disgusto y el odio literarios en un estilo crudo, único y feroz.


[i] Revista alemana de periodismo de fondo.

Jorge Iván Garduño
Fotógrafo, escritor y periodista mexicano.
jorgeivangg@hotmail.com
 
Este texto fue publicado en:
http://www.lajornadaguerrero.com.mx/2010/12/19/index.php?section=opinion&article=006a1soc

Jorge Volpi hace ‘crack’ en la escena literaria

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En el año de 1994 un grupo de jóvenes escritores comenzaron a reunirse, algunas veces en el estado de Hidalgo, otras en cafés o restaurantes, pero en todo momento, buscando una única finalidad; coincidencia, casualidad, planeación, un poco de los tres elementos estuvieron presentes en aquellas ocasiones.

Como buenos compañeros, pero sobre todo grandes amigos, pactaron la “renovación generacional” de las novelas mexicanas, con la creación del “grupo del Crack”.

Dos años más tarde, publicaron Manifiesto del Crack, en el que exponen, que la llamada “generación del Crack”, toma su nombre por la ruptura –crack- literaria que pretenden; la “generación del boom latinoamericano” ya ocurrió, y en México, los Rulfo, los Paz, los Fuentes, los Pitol, nos han legado portentosas narraciones y a esta nueva cría le corresponde romper con la tradición esteticista mexicana y seguir generando novelas universales, partiendo de la convicción de que México y América Latina poseen dos tradiciones igualmente poderosas: una regional y la otra universal.

De esto hace ya casi dos décadas, y ellos, Jorge Volpi, Pedro Ángel Palou, Ignacio Padilla, Eloy Urroz, Vicente Herrasti y Ricardo Chávez, conservan la amistad literaria, unas cuantas novelas que hablan por sí mismas y a pesar de tener posiciones políticas divergentes, siguen compartiendo similar estética artística.

Cada uno de ellos, se ha ido forjando su destino con la calidad atractiva que poseen, todos y cada uno, son escritores mexicanos exitosos y con reconocimiento propio dentro de las letras hispanoamericanas, algunos ya han rebasado incluso el idioma castellano. Tal es el caso de Jorge Volpi, a quien se le considera como el más prolífico del ‘Crack’.

Jorge Volpi Escalante (México, 1968), es escritor, ensayista y crítico político-literario, nacido en la ciudad de México. Estudió Derecho y Letras en la Universidad Nacional Autónoma de México y un doctorado en Filología Hispánica en la Universidad de Salamanca, España. Fue becario del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA), de la Fundación John S. Guggenheim y del que fuese el Centro Mexicano de Escritores (CME).

Actualmente es director de Canal 22, una estación de televisión cultural que depende del Estado y que es parte del CONACULTA. Antes de desempeñarse en este cargo, por un lustro vivió en países tan diversos como Francia, Italia, Estados Unidos y España, desempeñándose como colaborador habitual en diversas revistas mexicanas e internacionales.

Pese a su juventud, Volpi es autor de las novelas Pieza en forma de sonata (1991), A pesar del oscuro silencio (1992), Días de ira, en Tres bosquejos del mal (1994), La paz de los sepulcros (1995), El temperamento melancólico (1996), Sanar tu piel amarga (1997) y de los ensayos El magisterio de Jorge Cuesta (Premio Plural de Ensayo, 1990), La imaginación y el poder. Una historia intelectual de 1968 (1998), y del libro México: lo que todo ciudadano quisiera (no) saber de su patria (2006) escrito a dos manos con Denise Dresser, entre otros, y en 1999, obtiene el Premio Biblioteca Breve por su novela En busca de Klingsor.

Es a partir de ésta, cuando el grupo de escritores que no rebasan los 40 años y que están sacudiendo la escena literaria mexicana, conocidos como “los del Crack”, son considerados para pensar en grande dentro de las letras en México y del extranjero.

En busca de Klingsor, es el principal ejemplo de esta nueva casta de creadores, por el riesgo estético, formal y que implica siempre el deseo de renovar la novela eliminando sin preámbulos lo superficial y lo deshonesto. El tiempo que le llevó a su autor la conformación de la misma, fue un lapso de cinco años: dos de investigación en México y cerca de tres años la redacción en Salamanca.

La novela está situada en la Europa de la época nazi, un periodo muy rico en investigación científica y en donde la física cuántica y el azar, se convierten en parte del instrumento conceptual del avance científico, teniendo como ejes temáticos la ciencia, el poder y el mal. Desde niño, a Jorge Volpi, le han gustado los programas de divulgación científica y siempre quiso ser físico, desgraciadamente, tuvo pésimos profesores en la escuela y decidió estudiar humanidades, afortunadamente, para los que gustamos de la buena literatura, así fue.

De toda su producción literaria, esta novela marca una evolución, “todas las anteriores apuntaban a En busca de Klingsor como el camino de búsqueda-encuentro”, dicho en las palabras de Volpi. Esta obra es el comienzo de una Trilogía del siglo XX,[i] donde la física, la globalización y la política, son las obsesiones del autor que guían un único proyecto: personajes desilusionados, corrompidos, pero al mismo tiempo capaces de reconstruir su mundo. El vivo reflejo de las sociedades contemporáneas, en suma, es un ejercicio sobre la investigación de la realidad.

En España era un escritor desconocido quien, a los 30 años de edad, ganaba uno de los premios de más prestigio convocado por las editoriales españolas, y dicho trabajo, recibió encendidos elogios por parte de la crítica. En busca de Klingsor, la novela mexicana mejor lograda de la última década del siglo XX, definitivamente.

El también escritor mexicano, Carlos Fuentes, en la Feria Internacional del Libro Guadalajara 2005 (FIL), le pasó la estafeta a Volpi, junto a Ignacio Padilla, Pedro Ángel Palou, Xavier Velasco y Cristina Rivera Garza, como “miembros de una nueva generación de escritores mexicanos” llamándolos sus “herederos intelectuales”, que “han roto con el realismo mágico”, por lo cual los ha denominado “la generación del Boomerang”.

Jorge Volpi, alguien que está llamado a ser el sucesor de muchos intelectuales mexicanos.


[i] El resto de la Trilogía la completan El fin de la locura (2003) y No será la tierra (2006).

Jorge Iván Garduño
Fotógrafo, escritor y periodista mexicano.
jorgeivangg@hotmail.com
 
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Inocencio III, tal vez el Papa más poderoso de la historia

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Con una ausencia del ambiente literario de 10 años, Gerardo Laveaga se hace presente con una obra ambiciosa, El sueño de Inocencio (Editorial Planeta, 2006). Con este libro, Laveaga, nos demuestra la madurez que ha adquirido como escritor -si es que aún había que demostrarlo-, y a la vez la vigencia que tienen los temas religiosos.

Muy pocos apostarían en la actualidad por un libro que nos narra la vida de un aristócrata italiano de finales del siglo XII, sin embargo, cuando este personaje tiene un ascenso vertiginoso en el clero (aunque éste sea sólo secular), alcanzando a muy corta edad la silla papal y cambiando el rumbo de la Iglesia Católica…, es cuando el relato merece ser mayormente leído.

El sueño de Inocencio narra la trayectoria personal de Lotario de Segni, quien cerca de cumplir los 38 años de edad, es elegido para ocupar la silla de San Pedro, haciéndose llamar Inocencio III (1198-1216). Por esos años, Europa vivía una fase política muy convulsiva, el imperio germánico estaba a punto de absorber a la Iglesia, la cual no ocupaba ya un lugar de preponderancia ante los monarcas y sus fieles.

Con lucidez, talento narrativo y un flujo artístico que a muchos les parecerá demasiado atrevido, Gerardo Laveaga, fascinado siempre por la religión y la observación del poder político, reconstruye una vida y una época histórica en ésta su máxima.

En sus casi 400 páginas, el autor nos lleva a través de intrincados campos bifurcados, donde nos asomamos a la lucha interna que sostiene Lotario de Segni, entre la indecisión de continuar con su carrera eclesiástica o la de contraer matrimonio.

La pluma de Laveaga, luego de poco más de dos años de investigación y consulta en documentos, textos y archivos a los cuales tuvo acceso en las universidades italianas, además de una estricta documentación en EE. UU., el Vaticano, países de Europa y México; plasma a un Lotario enamorado de una sola mujer y obsesionado por las relaciones sexuales que sostienen.

Bruna, la mujer de la que se enamoró, es pieza relevante en las decisiones que tendrá que tomar el conde de Segni y que repercutirán en la historia misma de la humanidad; Bruna estará siempre presente en la vida de Lotario de Segni, y a la postre de Inocencio III hasta su muerte.

El hilo conductor, en esta destacada novela histórica, es la soledad de un hombre que lucha por la supervivencia de la Iglesia Católica, <<logrando convencer a la cristiandad de que él no sólo era el sucesor de San Pedro sino el representante de Jesucristo mismo en la Tierra>>. En sus discursos ya como Papa reiteraba ante los fieles, que él representaba a Jesucristo, pronto esta creencia fue asimilada junto con otras tantas que Inocencio III impuso.

“Inventó” mecanismos de control para los creyentes como lo es la confesión, el matrimonio indisoluble y el decreto de excomunión, enfrentó a la Iglesia de Constantinopla, aniquiló el movimiento de los cátaros, convocó dos cruzadas, apoyó a Domingo de Guzman en la fundación de los dominicos (una especie de policía que exigió se quemara a todo aquel que no rindiera sumisión a la Iglesia Católica). Esto le permitió llevarla a su momento cúspide.

Sin lugar a dudas ejerció una gran influencia entre los monarcas y el pueblo, convirtiéndose en el Papa más poderoso de la historia. <<Considerado por el teólogo Hans Küng “tal vez el Papa más brillante de todos los tiempos” y por la revista Life como uno de los 100 hombres que más influyeron en el milenio que acaba de transcurrir, Inocencio III es retratado en esta deslumbrante novela como un hombre que vivió intensamente el amor, el sexo, la soledad, el poder y el peso abrumador de la responsabilidad>>.

Gerardo Laveaga, a más de 20 años de haber obtenido el Premio Nacional de la Juventud, nos ofrece una obra llena de imaginación, contenido y comunicación donde el tema histórico ha servido de sostén, reconstruyendo la verdad histórica y resolviendo su complejidad con tanta eficacia literaria como seguridad en el manejo de las ideas.

Un escritor contemporáneo lo necesariamente alejado del Crack de Volpi, pero literariamente cercano a los mejores representantes de la generación del Crack[1] y del boomerang mexicano.[2]


[1] Jorge Volpi, Pedro Ángel Palou, Ignacio Padilla, Eloy Urroz, Vicente Herrasti y Ricardo Chávez.

[2] Jorge Volpi, Xavier Velasco, Pedro Ángel Palou, Cristina Rivera Garza e Ignacio Padilla.

Jorge Iván Garduño
Fotógrafo, escritor y periodista mexicano.
jorgeivangg@hotmail.com

Un viaje iniciático propuesto por Da Jandra

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Magia, misticismo, sensualidad, eso es lo que nos ofrece la novela En el corazón de un sol herido (JM, 2000), escrita con lucidez por el chiapaneco Leonardo da Jandra (Chiapas, 1951).

El también novelista de la trilogía Entrecruzamientos (JM, 1986-1990), teje de manera artística los múltiples rostros de las raíces mexicanas, nos traslada a Veracruz, Oaxaca, Chiapas, San Luis Potosí, fungiendo la Ciudad de México como el ombligo existencial y España como la madre de la que se reniega, producto de la “conquista sexual” ejercida sobre nuestro país.

Su amplio conocimiento de Ramón del Valle-Inclán, de los arousianos, de nuestras raíces ancestrales y su búsqueda por la utopía se conjugan en el autor, derivando como resultado en un rejuvenecimiento de su vertiginosa narrativa.

Trilce es la protagonista de En el corazón de un sol herido, quien es una escritora española nieta del genial poeta peruano César Vallejo, quien además huye de su madre-patria (no sólo carnal sino también nacional) en busca de no sabe qué. Asimismo, su triple origen la atormenta: su nombre se deriva de la obra más emblemática de Vallejo[1]; al mismo tiempo la relación con su madre se ha tornado complicada llevándola al origen mismo de su concepción; y finalmente, el ser nieta directa de un genial escritor… la han dejado en el limbo creativo.

Autoexiliada de su nación, Trilce se da de lleno con el conflicto esencial del mexicano: la violación que sufre la Malinche a manos de la figura de Hernán Cortés que crea una representación mítica mexicana de la Maternidad, “La Chingada”, que es la Madre abierta, violada o burlada por la fuerza. El “hijo de la Chingada” es el engendro de la violación, del rapto o de la burla. Si se compara esta expresión con la española, “hijo de puta”, se advierte inmediatamente la diferencia. Para el español la deshonra consiste en ser hijo de una mujer que voluntariamente se entrega, una prostituta; para el mexicano, en ser fruto de una violación.[2] Trilce deberá comprender esta extraña psicología en carne viva con su amante Celeste y el novio de ésta, quienes sostendrán una intensa relación cargada de erotismo.

Sin embargo, Da Jandra nos presenta una valoración sobre el ensayo de Octavio Paz, El laberinto de la soledad, formando el espectro de un Antilaberinto, exigiendo la reivindicación de la Malinche y pidiendo también una reconciliación con lo propiamente español. <<La Malinche no traicionó a su pueblo, ni a sus hijos, es decir, a todos los mexicanos. Por el contrario, encontró en los españoles los aliados que el destino le enviaba para derrotar a los aztecas, que sí eran sus verdaderos enemigos. En el fondo, el problema de México y de España es el mismo: la imposición violenta de un modelo patriarcal y centralista; y justo contra eso, contra el centralismo y el patriarcalismo aztecas, luchó la Malinche>>, sentencia Da Jandra.

Leonardo da Jandra defiende acertadamente su tesis México-España/España-México. Trilce, La Española, navega por los espacios enigmáticos mexicanos en un viaje iniciático formando un mapa de encuentro de nuestro propio laberinto desolado. La última parada que la escritora tendrá que hacer será en El Bernalejo, el desierto sagrado de los huicholes; despertará de su letargo angustiante al engullir cabezas de peyote –hikuri– en Real de Catorce. Y, de la mano del insondable Lúder (otro español conquistado en México), reconstruye el caos de su vida, en una lucha definitiva por salvar el corazón de Wirikuta, el Lúder y el de su espíritu; arquetipos de un sol herido.

Da Jandra, un enigmático escritor que explora los rituales de poder en esta novela, quien nos regala el misticismo de los pueblos indígenas mexicanos, que han conservado fielmente las tradiciones ancestrales de las tribus originarias de Mesoamérica.

Culturas “diferentes” a la nuestra, que por desgracia terminan siendo valoradas por españoles, alemanes, franceses, daneses, norteamericanos… pero casi nunca por los propios mexicanos.


[1]Trilce”, novela del escritor peruano César Vallejo, el origen del nombre es el resultado de la unión de triste y dulce.

[2] Octavio Paz, “El laberinto de la soledad”, Fondo de Cultura Económica, 3ra. Reimpresión, México, 1996, pp. 87-88.

Jorge Iván Garduño
Fotógrafo, escritor y periodista mexicano.
jorgeivangg@hotmail.com
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